"(…) Toda educación que
prepara al futuro adulto para lo que será su tarea útil en la sociedad tiende a rechazar el instinto
creador. Ahora bien, ocurre a menudo que la utilidad
desaparece con el rápido desarrollo de la tecnología, incluso antes de que el niño
llegue al final de sus estudios. En estas condiciones, la educación solo
puede jugar un papel negativo, de represión de cualquier forma de creatividad
espontánea. De no ser así, el adulto sería más creativo que el niño, cuando en
realidad ocurre lo contrario.
Ahora bien, ¿podemos
concebir una educación dirigida al desarrollo de la creatividad? Podemos dudar
de ello, y preguntarnos si cualquier forma de educación, o lo que entendemos
por educación, no es limitativa, si su función principal no consiste en
restringir la libertad, que es la condición fundamental de la creatividad. La única
educación que es favorable a la creación es aquélla que elimina las trabas para
el desarrollo de la creatividad. Pero el homo ludens prescinde de la educación.
Él aprende jugando".